miércoles, 6 de abril de 2016

4/4/2016 Documental y película sobre la educación

El lunes vimos la película: “Buda explotó por vergüenza”, que trata sobre la educación y las escuelas en Afganistan.
(link de la película en Youtube)

Para mí ha remarcado lo que hasta ahora sabía y suponía era la educación en países como
Afganistán. Donde los niños raras veces van a la escuela, quedándose en casa haciendo las tareas del hogar, ayudando a sus madres, o cuidando de sus hermanos, en especial las niñas, ya que la educación no es necesaria para el papel que van a desarrollar a la edad adulta.
Los afortunados que consiguen ir a la escuela no tienen un camino señalado y asfaltado que les conduzca sanos y salvos a clase, lo digo literalmente también. Los niños son muy independientes, desde edad temprana, y no viven bajo el ala de los padres como ocurre en los países europeos. Tiene que buscarse la vida y apañárselas solos. Niños de seis años que tienen más independencia que algunos de veinte y saben desenvolverse en el día a día, donde su infancia ha sido robada.
En esos países prima la férrea devoción por la religión, lo que conlleva a las guerras, que se ven reflejadas en los más pequeños, pues aprenden lo que ven. Los niños maman del terrorismo, el machismo, las desigualdades y la religión. Al tener unos recursos tan limitados son mucho más conscientes de lo que tienen, y se esfuerzan por conseguir lo que quieren, no como los niños de España, que abren la boca y tienen todo lo que quieren, sin valorarlo ni ganárselo.
Es por eso que las escuelas se consideran un “privilegio”, pero nada tienen que ver a las de los países europeos. Lo poco que se aprende se considera un tesoro, aunque impartan las clases en el campo. Se lo toman muy en serio, con responsabilidad, y si alguno falla, es castigado severamente. No como aquí, que con dos palabras se ha solucionado todo.
Son necesarios más profesores (en especial profesoras) en esos países para poder ayudarles a salir de ese estancamiento social y cultural, enseñar que los niños deberían estar en el colegio aprendiendo, no en casa limpiando, para poder aspirar a algo más cuando sean mayores.

Tras ver la película, me he dado cuenta de lo desagradecidos que somos, quejándonos constantemente del nivel educativo que tenemos, que si los profesores son unos plastas, que si menudo rollo hacer tareas en casa, que se está mejor con el móvil o con el ordenador... y nos da igual asistir a clase o no, estamos deseando que acabe cuanto antes la clase para salir como alma que lleva al diablo,hacemos las tareas a medias y de mala gana, no atendemos en clase, nos perdemos en la Luna de Valencia... Y después queremos aspirar a buenos puestos de trabajo, donde no haya que hacer mucho esfuerzo, se cobre bien y haya vacaciones.
¡Señores! Una buena colleja nos hace falta para bajarnos de las nubes. Deberíamos estar muy pero que muy agradecidos de las facilidades que tenemos para estudiar, el nivel educativo de nuestro país y las capacidades del profesorado y las materias que se imparten a lo largo de la vida de un niño, con la suerte que un niño de nuestro país puede estar en un centro educativo desde los tres años (sin contar las guarderías).
Para todos aquellos que dijeran que menuda “mierda” ir a clase, o que porquería de asignatura o tal y pascual.... les recomendaría que viesen o esta película o cualquier otro documental sobre la educación de esos países, para que se les fuese la tontería por un segundo y fuesen personas coherentes por solo un instante.

Además hemos visto otro documental: “El sistema educativo en Finlandia”. Un fuerte contraste en relación a lo visto anteriormente.
(link del documental de Youtube)
Me ha resultado interesante, algunas cosas veía igual a la educación en España, pero en especial me ha llamado la atención la especial importancia que le dan a la participación del alumno en el aula. Así ayudas al alumno a desarrollar sus ideas, exponerlas en la clase (así se suelta a hablar en público, los demás pueden aprender o aportar más ideas a la suya, a la vez que hace más amena y entretenida la clase, obligando al alumno a permanecer atento en todo momento).
A la vez que un profesor está dando clase, hay otros profesores veteranos escuchando toda la clase y al final de la misma le dan consejos, le hacen correcciones y posibles mejoras para más adelante. Es decir, los profesores también aprenden, están mejorando continuamente, no se quedan en un punto fijo.

La gran diferencia que he visto en cuanto a comparar con España, es el tema de la competitividad. Allí les enseñan desde pequeños a esforzarse al máximo, exprimen todas sus capacidades y les marcan el camino de a dónde tienen que llegar y todo lo que tienen que pasar para conseguirlo. En España vamos todos más perdidos, no tenemos muy claro lo que queremos hacer o para dónde tirar. No nos esforzamos, vamos a lo seguro, a lo “sencillo”, no pensamos en destacar, en aspirar a más, contamos con seguir al montón, al mismo nivel. (Siempre habrá alguna excepción, claro está. Igual que habrá muchos finlandeses que sean balas perdidas y no sepan lo que quieren o directamente pasen de todo). Además, esto simplemente es una humilde opinión de una alumna de Bellas Artes, pero yo la digo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario